Uruguay es uno de los únicos países en el mundo que nunca penalizaron el consumo de drogas. Visto de esta manera parece todo muy lindo, seríamos la Holanda del Río de la Plata.
Uruguay es uno de los únicos países en el mundo que nunca penalizaron el consumo de drogas. Visto de esta manera parece todo muy lindo, seríamos la Holanda del Río de la Plata. Pero la ley actual (17.016), que permite la tenencia para consumo personal, no prevé ninguna forma de acceso legal a las sustancias. Necesariamente los usuarios de drogas en Uruguay deben realizar en algún momento alguna acción que la ley considera ilegal -y castiga con prisión- como la compra, el suministro o la producción; incluso la figura de tenencia no para consumo. Esto ha llevado a una persecución y criminalización a nivel policial y judicial de los usuarios de drogas basados en trasfondos morales. El caso de Alicia Castilla, activista y escritora de 66 años que fue procesada con prisión por tener plantas de marihuana en su casa para uso personal, muestra la faceta más extremamente absurda de la llamada guerra contra las drogas.
La mala noticia es que no nos parecemos a Holanda en este tema.
La propuesta que resume el planteo del Poder Ejecutivo y el de las y los legisladores de la comisión de drogas y adicciones de la cámara de diputados, de regular el mercado de cannabis a través de la producción y venta, autocultivo y clubes de cannabis, no solamente viene a solucionar los problemas anteriormente mencionados sino que además ubica a Uruguay con la propuesta más ambiciosa en ese sentido a nivel mundial. Debemos reconocer la valentía del gobierno defendiendo la propuesta a nivel internacional y manteniéndola con firmeza a pesar de las críticas y de las idas y vueltas que tuvo a nivel local.
Las ventajas de tener un mercado regulado y controlado de marihuana son contundentes. Entre las principales: quitarle un negocio millonario al narcotráfico; esto de por sí justifica toda la propuesta. Por otro lado, la separación de los mercados de drogas evitará que los usuarios de marihuana queden expuestos a la oferta de otras drogas como cocaína y la pasta base. Además, la marihuana tiene probados usos medicinales y se podrá utilizar en tratamientos de diversas enfermedades.
Por otro lado, es necesario derribar ciertos mitos acerca de la marihuana. Generar un marco regulatorio de la misma no hará que aumente su uso. Holanda, que permite el acceso legal de marihuana desde los años 70, tiene porcentajes de uso por debajo de la media europea. Tampoco existe evidencia científica de que la marihuana sea la puerta de entrada al uso de otras drogas. Las encuestas de prevalencia de consumo de drogas indican que es muy pequeño el porcentaje, entre las personas que probaron marihuana, que prueban cocaína o pasta base.
Uruguay tiene la experiencia de una exitosa regulación del tabaco que ha logrado un descenso en su consumo. La regulación de la marihuana debe ir en el mismo sentido ya que, al igual que ocurre con el tabaco, no se podrá fumar en espacios cerrados. Además, Uruguay tiene en el debe la regulación del mercado de alcohol: el mismo está asociado directamente a problemas graves en la salud de la población así como a las muertes por accidentes de tránsito, entre otras cosas.
Es hora de que el sistema político se ponga a la altura de las circunstancias, y avance con esta propuesta pensada, madura y responsable. El Frente Amplio es el principal responsable de llevar esto a cabo ya que cuenta con las mayorías parlamentarias para hacerlo. Actualmente el proyecto cuenta con el apoyo casi unánime de los legisladores del partido de gobierno, pero no podemos permitir que suceda lo mismo que en otros casos como el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el que un legislador, actuando como si tuviera poder de veto, termine generando una definición a medias que será considerada como una derrota. La unidad de acción debe primar en este y en todos los temas que el Frente Amplio considere fundamentales. También se debe seguir buscando el apoyo de legisladores de todos los partidos de la oposición.
El tiempo es ahora. Ayer nos tocó con la ley de Matrimonio Igualitario y hoy estamos ante una oportunidad histórica de convertirnos en el país con una de las legislaciones más progresistas del mundo en materia de drogas. Enfrentar el tema con responsabilidad, valentía y sinceridad, sentará las bases por las cuales podremos sentirnos cada vez más orgullosos de vivir en un país como Uruguay.
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